La ley de la pasión dicta que accedemos a una realidad superior cuando en nosotros se fusiona lo masculino y lo femenino. La pasión por la vida y la pasión amorosa son una y la misma pues la vida, es el amor. Rumi dijo alguna vez: “Lo más importante en la vida es convertirse en un amante apasionado. Si en tu vida has amado así, amarás con pasión después de la muerte, en la tumba, en el día de tu resurrección, serás un amante apasionado en el Paraíso y para toda la eternidad. Pero si en vida no has amado con pasión, no has vivido. El día del juicio final tu vida no será tomada en cuenta.”
La pasión no es igual al apetito físico de poseer a otro. La pasión es un poder verdadero, creará cualquier cosa que quieras, te inspirará a ti y a tu amante para que logren lo imposible. Mueve montañas. El misterio de la pasión es que, aún cuando no es material y es completamente subjetiva, puede conquistar el mundo material. Como en un sueño, los sucesos se desarrollan según lo dicta tu pasión. Para la tradición védica, el universo entero es un canto a la pasión. Es el baile cósmico de Shiva, la energía masculina de la creación, y Shakti, la energía femenina. En la vida diaria, la pasión humana está prendida y sostenida por la interacción de ambas fuerzas arquetípicas. Para experimentar la pasión las dos energías deben fundirse; esta unión permite que una persona entre en armonía con el alma, hace confluir a los opuestos:
· Perder y ganar son una y la misma cosa, dos aspectos gemelos de la plenitud.
· La atracción y la repulsión van de la mano, dependiendo de lo que se necesite para ir y venir.
· El silencio y la actividad se unen por ser la inhalación y la exhalación de la creación.
· Creación y destrucción apuntan a la misma meta: el constante despliegue de nuevas formas de vida.
Sin utilizar etiquetas míticas, podemos pensar que el universo funciona así: usando fuerzas opuestas como las dos caras de la creación. Por ello, debe ser posible amar la muerte pues la muerte es solo otra cara del nacimiento. Es posible, entonces, verte a ti mismo como femenino y masculino, pues ambos aspectos coexisten en cada ser, sin importar que seas hombre o mujer. Para la tradición hindú las cinco energías masculinas de Shiva son: creación, protección, destrucción, ocultación y revelación. Para estar vivos – y el estar vivo es la esencia de la pasión – el espíritu está constantemente creando, protegiendo, destruyendo, ocultando y revelando algo.
Son actividades totalmente necesarias; sin ellas la vida no existiría. Piensa en un bebé de dos años. Nuevas células se crean a cada instante, se desarrollan capacidades nuevas todo el tiempo. Dichas capacidades se protegen – es decir, se sostienen – en la memoria para que el niño siga su desarrollo. Al mismo tiempo, el comportamiento infantil desaparece o se destruye; no solemos darnos cuenta de esto, ya que toda nuestra atención está fascinada con todas las nuevas cosas en las que se convierte el bebé. Ocultas a nuestra vista, pero existentes, partes del programa genético que surgirán en el futuro, como los dientes y los cambios de la pubertad. La revelación se manifiesta en la alegre percepción que se desarrolla en la conciencia del bebé, un nuevo mundo que nace y nos revela cosas nuevas a cada momento.
¿Puedes aplicar estos cinco procesos a tu vida? Si de alguna u otra forma se han detenido, estás sofocando una energía cósmica, una fuerza divina. En los adultos, la pérdida de pasión se manifiesta a través de las siguientes características:
· Cuando parece que nada nuevo acontece se pierde la capacidad creativa.
· La protección se convierte en un deseo de sofocar al pasado para mantenerlo en su lugar, de vivir de costumbres y condicionamientos.
· La revelación se vuelve imposible pues las puertas de la percepción se han cerrado; sólo se accede al mundo banal, cubierto por sombras del pasado.
La pasión es solo otro nombre para el acto de mantener vivas las cinco energías divinas. Al avanzar en la vida, nos debemos preguntar constantemente: “¿Qué estoy creando? ¿A quién protejo? ¿De qué hábitos y adicciones debo deshacerme para renovarme? ¿Qué parte de mí muestro a quienes me rodean? ¿Cuál es la mejor manera de encontrar al espíritu oculto dentro de mí?
En India, las cinco energías femeninas, algunas veces agrupadas como Shakti o poder femenino, son:
· Conciencia pura. Poder increado, inherente en pura conciencia o Chitta Shakti, donde no hay pensamiento ni deseo. La afirmación o mantra que evoca esta Shakti es: “Soy.”
· Dicha o Ananda Shakti. Es reconocer que la dicha es mi estado esencial y no necesito de ninguna acción u objeto para experimentarla. El mantra o afirmación para evocar esta Shakti es: “Soy dicha.”
· Determinación pura, el Shakti del deseo, es la intensión que busca crear alegría y realización. El mantra o afirmación para evocar esta Shakti es: “Quiero” o “deseo”.
· Conocimiento puro más allá de la racionalidad. Es la intuición que nos permite hacer lo correcto en el momento indicado pues nuestra intensión está en comunión con la mente cósmica. El mantra o afirmación para esta Shakti es: “Yo sé.”
· El poder de la acción pura, Kriya Shakti. Kriya es el nombre dado a una acción independiente a toda creencia, expectativa, interpretación, memoria o miedo. Es la acción enraizada en la conciencia y en la creatividad. La afirmación para evocar a esta Shakti es: “Actúo.”
Si estas cinco energías femeninas y masculinas se mantienen vivas en nuestra conciencia, comenzamos a sentir la pasión. Además de ellas, a nivel espiritual, existen cinco energías masculinas y femeninas a nivel emocional. Las masculinas son: valor, disciplina, decisión, fortaleza y caballerosidad. Las femeninas: belleza, intuición, contención afecto y ternura.
En resumen, la pasión es la fusión de fuerzas masculinas y femeninas en nuestro ser. La pasión en la vida y en el amor mantienen encendido el fuego de la vida y encienden el nacimiento de la creación.
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