domingo, 7 de febrero de 2010

Adicción al rechazo: Una conducta compulsiva


Adicción al rechazo:   Una conducta compulsiva

Las conductas compulsivas, es importante reconocer que no son exclusivas de aquellas personas que ingieren alguna sustancia.
Plantearemos el tema de la adicción al rechazo. Como en cualquier conducta compulsiva, se mostrarán los síntomas típicos de cualquier adicción que en su máxima expresión, salen a relucir:  
Pérdida de contacto con uno mismo, autodestrucción, problemas laborales, económicos, familiares, caos físico y espiritual. Las personas con este padecimiento suelen ser expertos en encontrar el rechazo de alguien o algo.  Es decir, cuando eligen una pareja, se sienten atraídas hacia aquellas personas que, de una u otra forma, las va a rechazar. En caso de no ser así, se enamoran de aquellas personas que están siempre emocionalmente no disponibles, para lograr entablar un lazo.  Ya sea porque son personas con compromiso matrimonial o bien porque tienen otras preferencias sexuales. Los adictos al rechazo pareciera que obstinadamente quisieran cambiar la condición o circunstancia de la persona que menos dispuesta está, a estar con ellos, como por arte de magia y se obsesionan en el fantaseo de este "cambio" para acudir a un encuentro idílico de tipo película, esperando tristemente su imposible final feliz.  Como cualquier adicto, recurre a la manipulación, a una distorsionada interpretación de las señales y, por supuesto, la negación a ver la realidad.  Esto puede también manifestarse en el área laboral; es como si eligieran estar en lugares donde no se les va a valorar, pues por lo general tienen jefes que son bastante egocéntricos y poco halagadores y motivadores con sus empleados.
Así como la mayoría de los adictos, son personas con muchas cualidades y talentos que en una gran ambivalencia muestran, para de inmediato autosabotearse y no llegar nunca al clímax de un verdadero logro.  Llenos de rabia y de autoconmiseración, suelen echar la culpa a todo lo que se les venga a la mente con tal de no ver de frente su tremendo pavor a sentirse bien: simplemente están incómodos con su bienestar.
Todo aquello que les brinde placer, paradójicamente les incomoda.  Es una forma de "comprobar que no merecen" y, claro está, es el resultado de una baja autoestima que como sabemos se forma en la primera infancia.  Ausencia de amor, maltrato físico o verbal, abuso sexual y todas aquellas formas en las que se puede opacar el amor divino del que estamos hechos los seres humanos.
Por un lado, temen profundamente el rechazo y, en un principio, son personas con una gran capacidad de conquista, pero esto se da solo de inicio.  Una vez que tienen atrapada a su presa -y es aquí donde radica la gran paradoja-, experimentan el incontrolable impulso de ser rechazados a través de hacer precisamente lo que su persona más deseada, odiaría. Todo esto con el propósito de posteriormente, pedir perdón de la forma más humillante posible lo que les vuelve a generar un enfermo reto de reconquistar a la persona a la cual "aman" y agredieron.
Detectan de inmediato tanto las necesidades de los demás así como sus puntos débiles, se les consideran traicioneros y por lo general los caracteriza la envidia, pues su verdadera fascinación por la persona que no está con ellos, está más relacionada con una especie de admiración por aquello que equivocadamente piensan que no tienen dentro de sí mismos. Relacionarse con este tipo de personas es un tanto peligroso pues a pesar de ellos, necesitan el rechazo y si no lo obtienen, presionan a las personas de una forma por lo general poco ética con los llamados "golpes bajos".
Evidentemente, llevado a los extremos, estás personas caen en la denominación psiquiátrica de un sociópata. Su obsesión por aquel que los rechaza, se convierte en una pesadilla para todas las partes. Esa admiración que sintieron en un principio se convierte en repugnancia y a toda costa tratan de destruir las vidas de sus víctimas, principalmente con la difamación. De una ligera verdad, hacen que nazca un atroz escándalo intentando desprestigiar a su "supuesto rechazador". Existe también el tipo de adictos al rechazo, que caen una profunda depresión, amargura y solo hasta que se emocionan una vez más por alguien o por algo para vivir de nuevo el rechazo.
Afirmaciones para contrarrestar adicción al rechazo
  1. Me amo y me acepto tal y como soy.
  2. Amo al mundo y el mundo me ama.
  3. Dentro de mí tengo todo lo que necesito.
  4. Ahora estoy abierto a relacionarme con personas emocionalmente disponibles.
  5. Ahora me atraen personas que me respetan y me aceptan tal y como soy.
  6. Estoy rodeada de gente que me ama y me respeta.
  7. El bienestar es parte de mi experiencia cotidiana.
  8. Ahora mis esfuerzos son reconocidos y recompensados.
  9. Merezco relaciones plenas y satisfactorias.
  10. Atraigo relaciones reciprocidad amorosa.
  11. Me respeto y solo me relaciono con personas que me brindan inspiración.
  12. La luz que busco en los demás, la encuentro dentro de mi.
  13. Tengo todo lo que necesito para estar bien aquí y ahora.
Repite estas afirmaciones cada vez que te encuentres en una situación dónde eliges a una persona para que te haga daño ya sea a través de ignorarte, no valorarte o maltratarte.
Recuerda que eres complice de las circunstancias y que no eres víctima de nadie.
Tú puedes tomar las riendas de tu vida.
ES IMPORTANTE ACUDIR A TERAPIA O GRUPOS DE APOYO PARA QUE PUEDAS DETECTAR AQUELLOS PENSAMIENTOS QUE TE HACEN CAER EN RELACIONES POCO SATISFACTORIAS.

Graciela E. Prepelitchi
Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos.
Pero hay los que luchan toda la vida y son imprescindibles.
 Bertolt Brecht



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